Empieza por hacer la cama

Siempre lo han dicho, las abuelas, las tías, las madres y los manuales de pseudopsicología. 

Nada más levantarte, haz algo bien. Acabar tu primera tarea del día: Hacer la cama. 

Esto te impregnará de una sensación positiva que te acompañará el resto del día. 

Para ello, recomiendo que uses Nórdicos que se estiran en un momento y dejan la cama perfecta. Yo uso uno de IKEA, y lo cubro con sus fundas, generalmente elijo blancas con detalles fruncidos o bordados. El blando me da sensación de paz.

En mi caso, aunque sabía que hacer la cama me iba a sentar bien, no lo he empezado a hacer hasta que no he tenido el dormitorio limpio y ordenado. Para ello saqué un día todo lo que había en los cajones, y tiré un montón de cosas. Limpié el polvo de los adornos de la pared, de la lampara y de los cuadros. Limpié cortinas y pinté las paredes. Busqué en Amazon los separadores perfectos para calcetines y ropa interior y compré calcetines nuevos para rellenarlos. Después vino mi estimada Julia a ayudarme a rematar la faena planchando y doblando (bendita mujer) y desde entonces mantengo el dormitorio libre de polvo, ordenado (hasta en los cajones) y la cama hecha.  


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